viernes, 4 de junio de 2010

Mujeres en el arte: Impresionismo


Uno ve las fotos –muchas de ellas de Nadar- de los impresionistas y ve a hombres comunes, nada excepcionales. Quizás Renoir sea el de mirada más viva, el de gesto más atribulado. Qué decepcionante es Degas, tan fino y coqueto ; qué obvio es Monet, barbado, altivo y desafiante. Ninguno tiene la magia de esos ojos y esa sonrisa. Es Berthe Morisot.


¿ Qué pensaría Berthe mientras posaba para su cuñado?. Sin duda, que artísticamente era mejor que él. No lo digo yo, lo dicen sus cuadros. Manet no era ni quería ser impresionista, Morisot, sí. Ella muestra una enorme valentía cuando se aleja a principios de 1870 del estilo de su maestro y amigo.

¿Qué esconde esa mirada?. Nada, no esconde nada. Es una mirada abierta, franca, de satisfacción. Hay sonrisas famosas en la Historia del Arte –todos conocemos muchas- pero..., ¿tan dulces y sensuales, tan firmes y decididas a la vez? ¿Cómo no va a estar satisfecha si sabe que su estilo es de agrado de su maestro y que éste le ha puesto en contacto con Monet y Degas para exponer en Paris?. Lo grande de esa mirada es que ella sabe que estará a la altura del momento.

¿ Y ellos qué pensarían?. ¿Serían tan necios como nosotros que escogemos a muchas mujeres y sus trabajos no por su valor sino porque tiene que estar obligatoriamente presentes en tal o cual foro?. Estoy casi convencido de que si Manet no la hubiera presentado, no la habrían dejado exponer con ellos. Hay un punto de burgués en los impresionistas que me desagrada: esa superioridad material e intelectual, esa displicencia con los temas femeninos y mundanos, esa incapacidad de romper con el pasado como harán mis “grandes”, Cézanne, Gaugin o Van Gogh.

Una mujer, educada en la sensibilidad artística como fue ella, no despreció el ámbito de lo personal como motivo del arte. Seguro que tuvo arduos debates con sus compañeros de movimiento –fue la única que expuso en todos los Salones al efecto- al reivindicar para el arte el mundo de la familia, de la casa, de la sosegada cotidianeidad en el hogar. Carreras, bailarinas, bailes, paseos campestres, ciudades alborotadas, … son temas que se repiten por la obra impresionista. Pero cuando alguno trata de entrar en ese mundo…ninguno capta las sutilezas que capta Morisot.

Uno ve los desnudos de Renoir o de Degas y ve la imagen de una mujer a través de los ojos de un hombre. Es una mirada pobre, inmediata,..


Sin embargo, mirad el cuadro de la mujer en el tocador (1875). Ese cuello, ese hombro. Es la sensualidad que exaltan las mujeres y que a los hombres encandila. No hay sino obviedad de formas en Renoir y Degas, aquí hay sensualidad.






Pero también hay otras sutilezas como, por ejemplo, en La niñera (1872). Aparte de unas excepcionales veladuras y unos colores mágicos por su luz, ¿cuántos artistas han captado con tanta perfección la candidez del niño o la preocupación maternal de la mujer?



Lo peor de Berthe es que la historiografía la ha olvidado. ¿Por qué estudiamos a Sisley o Pisarro y nunca a ella?, ¿por qué se eleva a la categoría de maestro a James Abbott McNeill Whistler y se desprecia a Mary Cassatt y a Morisot?. Alto y claro: por ser mujeres.

¿ No te crees lo que digo?.

Te propongo un pequeño juego para demostrarte que sin saber quién lo hace cada cuadro de Berthe Morisot está a la altura de cualquiera de sus contemporáneos amigos impresionistas masculinos. Pero que sabiendo que es Morisot, rápidamente le ponemos pegas y despreciamos frente a los “maestros”.

Vengan las parejas. Cada una es un autor y Morisot. ¿ Cuál es de Berthe?.

















¿ Renoir o Morisot?, ¿Morisot o Renoir?




















¿Degas o Morisot?, ¿Morisot o Degas?



















¿Monet o Morisot?, ¿Morisot o Monet?

















¿ Morisot o Sisley?, ¿ Sisley o Morisot?


















¿ Renoir o Morisot?, ¿Morisot o Renoir?

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